Feeds:
Entradas
Comentarios

Posts Tagged ‘mitigación de desastres’

Los hechos imprevisibles y previsibles    

Trataremos de describir los hechos relacionados con la ocurrencia de los llamados huaycos o avalanchas de lodo y piedras arrasando todo a su paso, para después proponer algunas soluciones que mitiguen tales desastres.  

En los últimos meses, desde diciembre, hemos sido impresionados por la información graficada de las consecuencias lamentables por efecto de los huaycos ocurridos en diferentes partes de la región andina y en la ceja de selva del Perú. Cada año y por esta época se repiten estos desastres, con cierta recurrencia y sólo con diferencias de intensidad, número de  muertes, damnificados y destrucción. No cabe la menor duda que la intensidad últimamente ha crecido debido al  cambio climático y al por demás «voluble» Fenómeno del Niño. Pero, no es sólo eso. La naturaleza ha sido despojada progresivamente de sus componentes de equilibrio y el calentamiento es una consecuencia provocada por el hombre. Es cierto que también existen acaecimientos imprevisibles o eventos fenoménicos y hasta fenomenales por ser incontrolables y producidos por la propia naturaleza terráquea, como aquel alud o avalancha de nieve que bajó desde el nevado más alto del Perú: el Huascarán, para convertirse, en su trayecto casi vertical, en un aluvión que llegó hasta varias lagunas glaciares colapsándolas para seguir deslizándose por la quebrada de Ranrahirca y aplastando totalmente a la ciudad de Yungay y todo cuanto allí se encontraba. El desastre estuvo asociado a un sismo, un terremoto de gran intensidad y era la tercera vez en la zona (en 1725, con 1 500 personas desaparecidas; en 1962, con 3 000 personas muertas y la destrucción de la ciudad de Huaráz; y, el del año 1970, en el que desaparecieron 22 000 personas). En tales casos, no hay forma de predecir los fenómenos telúricos. La investigación científica y predictiva todavía no ha logrado tal conocimiento complejo, aunque sabemos que tal fenómeno, alguna otra vez, ocurrirá por encontrarnos en el ámbito del cinturón de fuego terráqueo. Por tanto, hay razones suficientes para estar preparados de manera preventiva.  

Lo que sí se puede predecir es la ocurrencia de los torrentosos deslizamientos que bajan por las quebradas de fuerte pendiente, característicos de la zona andina, y denominados con la palabra quechua: huaycos. El conocimiento científico ya tiene descubierto las causas que los provocan hasta el nivel de la predicción. Por lo tanto, lo que siempre ocurre se puede controlar a fin de mitigar sus consecuencias desastrosas, porque son hechos recurrentes de la naturaleza. Estos hechos no tienen nada que hacer con las premoniciones propias de la superchería. Tampoco es cuestión de maldiciones, como se insinúan en algunos diarios chicha; menos debe asociarse al castigo divino.  

El reciente desastre producido en la Semana Santa y en la zona de Ambo, Huánuco, no fue por un alud sino por un huayco, debido a que colapsó el dique de la Laguna Ishanca ubicada en las alturas de Ambo, a causa de las persistentes lluvias y del clima alterado. Lo cierto es que las noticias dan cuenta de la desaparición de aproximadamente 30 personas, 120 hogares y 600 damnificados. Los pobladores que, más abajo, vieron crecer abruptamente el Río Huallaga fueron testigos del paso de muchos enseres y animales que arrastrados por las aguas también inundaban la propia ciudad de Huánuco. Esto también es recurrente. Siempre ocurren deslizamientos por el embalse de aguas y la pobre resistencia de los diques naturales y hasta artificiales con la inevitable y abrupta ruptura para dar lugar a la avalancha. Últimamente, hubieron muchas lamentables pérdidas en diferentes lugares: en Huamanga, Cusco, Puno, Junín y otros espacios geográficos de similares condiciones geomorfológicas.   

La herencia que hemos olvidado

Los desastres por los huaycos ocupan las primeras planas de los diarios en el mundo, donde las precipitaciones son copiosas en extremo provocando inundaciones incontenibles. El área de influencia del Fenómeno del Niño está alterado. Ecuador, Brasil y otros países también sufren el embate de los huaycos. ¡Qué contrastes de la naturaleza! En otras partes del globo, los Igorrotes filipinos bailan la danza de la lluvia pidiendo al Dios Kabunian no seguir perdiendo las cosechas de arroz por la sequía que se prolonga, mientras que en estos lares se sufre por los excesos hídricos. Ya nos tocará estar en el otro extremo: las sequías y ojalá que no sea tan dramático como en Filipinas.

Por ello, ya resulta de Perogrullo insistir en la necesidad de planificar. Entendemos que en este componente de la administración científica se encuentra la función de la previsión y la prevención; mientras que en el trabajo científico está la predicción con todas las teorías que describen y explican los hechos, los fenómenos, los acaecimientos y todos los eventos naturales, sociales, del hombre y hasta de la cultura.  

Se trata simplemente de administrar lo que ocurre en la realidad natural con las herramientas que otorga el conocimiento científico. Cuando los diques son artificiales muchas veces existe improvisación y falta de asesoría técnica, pero cuando son naturales, sus consecuencias se producen por negligencia, descontrol y hasta por imprudencia. Es negligente la indiferencia de la población, de las organizaciones y de los gobiernos por prevenir durante los meses sin lluvias dejando de realizar los trabajos precautorios en los meandros, las cañadas, las cuencas, arborizando los espacios, limpiando los causes y construyendo las sangrías para un mejor aprovechamiento de las aguas; pero, nada de eso o muy poco se hace. También existe descontrol cuando se descuidan las obras ya hechas que requieren de permanente mantenimiento también preventivo. Un vistazo regularmente desarrollado puede ser componente de seguridad y de mitigación si acaso se produce el desastre posterior. Tampoco se hace. Reiteramos: negligencia, descontrol, descuido e imprudencia son conceptos que se usan para calificar los hechos que casi siempre terminan produciendo momentos dramáticos por las pérdidas,  muchas veces irreparables. Pero, las lamentaciones siempre son transitorias y duran poco por la frágil memoria colectiva. Seguimos olvidando a pueblos que han desaparecido en las temporadas anteriores. De aquel hermoso pueblito de San José de Los Molinos en Ica, de una sola calle larga, pero ubicada en las faldas de una quebrada amplia y seca, zona de deyección de la llamada La Yesera. Un gran sector desapareció el 29 de enero de 1998, también en la época del Fenómeno del Niño. Un estudio posterior al desastre hecho por la Universidad San Luis Gonzaga de Ica dice: “… la ocurrencia de los desastres naturales es uno de los factores que mayor destrucción causa debido a la ausencia de medidas o acciones que puedan garantizar las condiciones de estabilidad física en su hábitat”. La ciudad de Ica también ha sufrido reiteradas inundaciones por el desembalse del llamado Río Seco que pasa por la ciudad. Al decir de algunos pobladores una de las causas está en el comportamiento imprudente de los pobladores ribereños que utilizan al Río Seco como depósito de sus basuras, las que, con el río que deja de estar seco en la temporada  de las lluvias,  taponan las sangrías provocando el desembalse de las aguas y la consiguiente inundación de la ciudad. Una fotografía que se muestra en un restaurante de la plaza grafica lo dramátio que fue aquel hecho. 

Es también imprudente utilizar los espacios o zonas de riesgo, en los lechos de huayco, para la construcción de viviendas o por las irracionales invasiones. Una experiencia de gran impacto fue la torrentada que pasó por San Antonio de Pedregal Alto y Quirio, en Chosica, muy cerca de Lima y frente a la Universidad Nacional de Educación de la Cantuta. Fue en marzo de 1987. Al respecto, compartimos la opinión de Wolfi Becker cuando dice que el desastre es una lección no aprendida, sigue aún omnipresente la imprudencia a pesar de las pérdidas inenarrables. Al momento de redactar estas líneas hay tensión y alerta por cualquier otro desembalse que podría producirse por la misma zona. Esperemos que no ocurra, aunque estamos seguros de que ocurrirá, sino ahora en cualquier otra temporada del mañana incierto.  

 

 Fuimos testigos presenciales de aquella tragedia; y, haciendo memoria también estvimos en la zona de Ambo, el espacio del desastre último, hace ya muchos años, realizando el levantamiento topográfico del plano catastral de alguna comunidad. Por entonces, dimos cuenta en algún infome que había rivalidad con las otras comunidades colindantes por obra de algunos tinterillos que creaban el conflicto difundiendo veladamente el egoísmo en sus deshonestas ofertas seudo jurídicas. Estos conflictos hicieron que se olvidara el trabajo conjunto o en equipo, característico del Ayllu yde la herencia del incario: el ayni, la minka y la mita, costumbres ancestrales que otorga fortaleza a las comunidades para resolver los problemas en el trabajo de la tierra, la construcción de canales de regadío, el control de las cuencas y otras construcciones. Ahora, sabemos que estas antes comunidades campesinas son distritos con una actividad productiva de la papa que les da, sin duda, alguna fortaleza, sobre todo en el campo agrario y alimentario, aunque siguen divididos por fronteras físicas y por los celos productivos que impiden el logro de mayores fortalezas. Pues bien, frente a esta tendencia aislacionista, tanto que se está insentivando la parcelación de las tierras comunales, nosotros seguimos fomentando el trabajo conjunto comunitario también para mitigar o evitar los desastres producidos por los huaycos. La pérdida de una cosecha es toda una catástrofe en la economía comunal. Por tanto, es imperiosa la unión estratégica para el  trabajo conjunto inter e intra comunal retomando la costumbre incaica y aprendiendo lo que hacen los asiáticos para lograr los éxitos productivos. Esto se hace mediante la planificación que desarrollan tanto los gobiernos como los ciudadanos organizados. De esta forma se cumple la función de coordinación y, de paso, la función de previsión.

Para demostrar lo dicho, bastará observar y admirar los vestigios del pasado que demuestran la extraordinaria planificación incaica. Al ver tanto portento en Machipicchu, Sacsayhuman, Ollantaytambo, los andenes de Pisac en el Cusco; los canales de Cumbemayo y los baños del Inca en Cajamarca y muchos otros ejemplos de admiración, uno se pregunta: ¿cómo pudo haber sido posible? La respuesta es solo una: por el trabajo colectivo y la racionalización del esfuerzo altamente planificado. Revisemos en qué consisten los componentes de tal planificación:

En el ayni, existe el sentido colaborativo, la  reciprocidad entre las familias de la comunidad o el Ayllu. El mandamiento es “hoy por ti, mañana por mí”. Cuando uno se encuentra en estas pocas comunidades que aún mantienen las tradiciones se puede escuchar en el idioma quechua: Tú me ayudas a construir mi casa y yo acudiré cuando tú me necesites en la chacra o en tu casa, con el cuidado de tus animales o en la siembra o en la cosecha” En esta costumbre se expresa la solidaridad muy necesaria en la vida diaria,  antes y después de los desastres. También está de por medio la coordinación en la fortaleza del ayni.   

En la Minka, el compromiso laboral se realiza a favor del Ayllu, o de la comunidad, en nombre del Apu, o el dios que los ampara. También se realiza en beneficio del Gobierno Inca que congregaba a muchas familias de diferentes comunidades aportando alimentos y herramientas para la faena que consistía en la construcción de locales, canales de riego, apoyo a las personas incapacitadas, huérfanos y personas en la tercera edad. Esta actitud solidaria se mantenía con la dación  del derecho a la tierra. Por tanto, nadie podría negarse al trabajo comunal. Si hasta hoy se pueden admirar, por ejemplo, tales canales de irrigación en zonas sumamente agrestes también debemos suponer que se desarrollaban actividades de prevención de desastres.     

En la Mita, el trabajo comunal se realizaba a favor del Estado Imperial, movilizando multitudes de comuneros para trabajar en la construcción de caminos, puentes, fortalezas, centros ceremoniales religiosos y administrativos, acueductos, trabajo en las minas y otros proyectos de envergadura. En esta interesante costumbre se expresa la dirección planificadora del Estado, en la que necesariamente está presente la función racionalizadora y de coordinación.   

Alternativas de solución   

  • Es importante retomar la herencia planificadora del Incario como base para la planificación estratégica y la  ejecución preventiva de futuros proyectos y así evitar y/o mitigar los desastres ocasionados por los huaycos,
  • Difundir extensivamente el mapa de las Zonas de Riesgo para ser utilizados en las organizaciones e instituciones administrativas de las comunas del país. No es suficiente el trabajo del Instituto Nacional de Defensa Civil por muy importante que sea lo que hace. Es necessario comprometer a todos (niños, jóvenes y adultos), que deben conocer las condiciones del medio ambiente, de su hábitat, y sus efectos geodinámicos que originan los fenómenos naturales y que podrían poner en riesgo a la comunidad, los caseríos, la iglesia, las escuelas y a todo cuanto tiene de presencia el hombre,
  • Cuán importantes serán los programas intensivos de forestación y reforestación para cuyo efecto concreto es necesario establecer tal fomento en los planes de desarrollo, y en los de prevención de desastres  acompañado de los estímulos correspondientes que premien los esfuerzos de los pobladores que dediquen parte de su tiempo a tal actividad,
  • No es suficiente que las universidades encarguen estudios cuando los hechos ya han ocurrido. Es algo así como “llorar sobre leche derramada”. Será importante dar sentido prospectivo a los estudios ante factum (antes de los hechos) dando cuenta, ya sea en monografías o en estudios descriptivos, el contexto socio geográfico y hasta geológico de todas las comunidades, villorrios, pueblos, distritos en todo el país  generando un diagnóstico general con valor académico, preventivo y valor catastral, elaborado por alumnos de las últimos grados que se encuentran realizando sus trabajos de tesis, cualesquiera que sea la profesión que siguen, tanto mejor si son conformados por equipos multidisciplinarios, de tal suerte que al final exista un mapeo general para ser utilizado por las propias instancias universitarias como también por los responsables del gobierno de las comunidades estudiadas. Será importante que estos documentos preventivos lleguen a los responsables de Defensa Civil así como a los planificadores de futuras obras de desarrollo. No debemos olvidarnos de la responsabilidad social que tiene las universidades para contribuir al desarrollo sustentable del país. De esta forma también se estará abordando la descuidada función de la extensión o proyección social universitaria. ¿Cómo puede ser posible esto? En términos generales, la propuesta consiste en: i) Planificar estratégica y pragmáticamene la académica metodología de investigaci¿on cientifica producida por los graduandos de las diferentes especialidades, ii) Identificar las zonas de riesgo en las comunidades ubicadas en el área de influencia de las universidades, iii) Coordinar con los responsables de las comunidades a investigar para concientizar y establecer las seguridades correspondientes, iv) Conformar los equipos multidisciplinarios de graduandos para establecer las funciones correspondientes, v) Ejecutar el plan preferentemente untilizando la metodología de la investigación acción, y, finalmente,  vi) Producir, corregir  y difundir los informes con las recomendaciones que bien pueden ser propuestas de aplicación para la prevención de desastres y/o planes de desarrollo de las comunidades investigadas. La propuesta se asemeja al programa SECIGRA (Servicio Civil de Graduandos); pero, con características de conformación multidisciplinaria. Las especificaciones de cada paso deberán ser trabajados con crierio académico y pragmático teniendo como herramienta útil la planificación estratégica.
  • En esta tarea universitaria los docentes deben jugar un rol preponderante, tanto como investigadores como por ser influyentes de los cambios que deben tomarse en cuenta para mitigar los peores momentos que vendrán inexorablemente, como consecuencia de los fenómenos naturales alterados: el cambio climático, el calentamiento global, la lluvia radioactiva y otror fenómenos.
  • Lo anterior requerirá del uso racional de los presupuestos que se asignan a las instituciones responsables del tema que tratamos para concordar con el gasto que demandarán las universidades para solventar los estudios ante factum mencionados, pensando que es preferible gastar antes de los hechos nefastos que después de ocurridos. Con toda seguridad las reconstrucciones cuestan más que las construcciones preventivas. El apoyo de la empresa privada también será determinante para concretar el desarrollo sustentable.   

 

Read Full Post »