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Posts Tagged ‘desarrollo sustentable’

Hoy, 5 de junio del 2010, en el Día Mundial del Medio ambiente, dos hechos de dimensiones diferentes y tan distantes nos obligan a las siguientes reflexiones, sobre:

  • El derrame del petróleo en el Golfo de México considerado el más catastrófico de todos los tiempos a causa de la acción economicista del hombre, y
  • El derrame de lágrimas de una madre por la muerte de su menor hija aplastada por un muro en su modesto hogar.  

 

Los derrames de petróleo

Los dos hechos se relacionan con el medio ambiente y la calidad de vida. El primero, el ambiente, afectado por el descontrol y la descomunal negligencia en los procedimientos para la extracción del petróleo provocando la explosión de la plataforma de la British Petroleum. Y el segundo caso, una infeliz consecuencia de la pobreza. No fue, en el primer caso, el descalabro de un barco petrolero como lo fueron el del Prestige en la Costa Norte de Galicia, España, que afectó también el norte de Portugal y las Landas de Francia; el de Erika (1999) en las costas de Bretaña y Francia; el del Exxon Valdez (1989) en las costas de Alaska y Estados Unidos, u otros muchos accidentes en los diferentes mares del mundo: el Polycommander (1970), el Erkowit (1973), el Urquiola (1976), el Andros Patria (1978), el Cason (1987) y el Mar Egeo (1992). De acuerdo con Greenpeace y el movimiento ecologista Nunca Máis el riesgo continúa, ya que más de 13.000 barcos con mercancías peligrosas circundan los mares sin contar los que circulan por los grandes ríos. Las manchas negras también se expanden en  la hoya amazónica afectando la biología de ríos y lagos (la del Lago Agrio en el Ecuador), o los daños irreparables que afectan a las familias Mapuches en la provincia de Neuquén, Argentina.

En la selva peruana la extracción del petróleo produce filtraciones y vertimientos de metales pesados que terminan en los ríos y sus afluentes. Desde el 2006 en el río Corrientes, Alto Amazonas, los impactos son negativos en los ecosistemas que han afectado a más de 8 000 personas de los pueblos nativos  Quichua, Urarina y Achuar. La esperanza de vida de estas poblaciones se ha reducido implacablemente. Son frecuentes los casos de intoxicación en la sangre, huesos, sistema nervioso y otros órganos por la ingesta de una fauna ictiológica también afectada. En estos casos el impacto ambiental y la calidad de vida de las poblaciones nativas son asuntos no prioritarios en la carrera desmedida de la inversión en la Amazonía. No sólo es el petróleo sino también la depredación de los bosques. Esto, realmente, es peligroso para el futuro de la biodiversidad y su conservación.

Derrames lacrimosos de una madre

¿Qué tiene que ver el tema de los derrames de hidrocarburos con las angustias desesperadas de una madre migrante por la muerte inesperada de su menor hija? La verdad es que hay muchos migrantes de la costa, la sierra y la selva buscando un espacio en la capital. Una comunidad de shipibos, konibos y shetebos tratan de sobrevivir en el asentamiento de Cantagallo, en las márgenes del río Rímac.

En la selva, muchos mueren a causa de los ríos contaminados no sólo por los derrames sino también por los desechos de la producción narcotraficante. Pero, ¿puede ser justo que muchas familias migren a las ciudades corriendo los riesgos que produce una ciudad atestada de familias con escasa o nula calidad de vida? Una niña ha muerto aplastada por un muro y muchos niños ha muerto carbonizados por tener viviendas de esteras, cartones y plásticos. En todos estos casos se derraman muchas lágrimas pero muy poco, o casi nada sistematizado, se hace por el desarrollo de las áreas rurales, los pueblos provincianos y las ciudades del interior. Muy poco se hace para controlar su medio ambiente. Cuando llegan a Lima, se unen a muchas familias expectantes por asentarse y están, inevitablemente, a la pesquisa de las oportunidades para invadir propiedades ajenas o campos eriazos y en muchos casos engañados por los traficantes de terrenos tanto como por los políticos que tratan de ganar votantes en las elecciones. No hay más que revisar los nombres de los asentamientos humanos (antes: barriadas y/o pueblos jóvenes) ¿Qué calidad de vida puede haber en todas estas familias que han irrumpido en una ciudad no planificada? Ya empezaron las manifestaciones masivas para lograr los servicios básicos como, por ejemplo, el agua. Más tarde, lo harán por otros servicios. Las condiciones actuales ya no son las mismas comparadas con las épocas en que se conformaron los llamados  conos norte y sur. Cada vez es más difícil lograr los indicadores de la calidad de vida.

La calidad de vida se define como “el grado en que una sociedad posibilita la satisfacción de las necesidades de sus habitantes, siendo múltiples y complejas” (Beltramín, 2003). ¿Qué calidad puede haber tenido esa pobre madre que perdió a su hija aplastada por un muro? ¿Cuál es el indicador que falló?

Hay una definición que queremos resaltar respecto a la calidad ambiental urbana: “Las condiciones óptimas que rigen el comportamiento del espacio habitable en términos de confort asociados a lo ecológico, biológico, económico productivo, socio cultural, tecnológico y estético en sus dimensiones espaciales. La calidad ambiental urbana es por extensión, producto de la interacción de estas variables para la conformación del hábitat saludable, capaz de satisfacer los requerimientos básicos de sustentabilidad de la vida humana individual y en interacción social dentro del medio urbano” (Luengo,1998). ¿Podemos aspirar que la calidad ambiental y de vida pueda llegar, en algún momento, a los cinturones de miseria en constante expansión anárquica? Nuestra respuesta es no.   

Conclusiones

  1. Las estadísticas son frías y crueles y mucho más lo son las consecuencias de hechos descuidados por la atención oficial. Los derrames de hidrocarburos, así como los desechos del narcotráfico o la extracción del oro con el azoque, en la minería informal y afectando la biodiversidad de la selva, inciden dramáticamente en las poblaciones sin la calidad de vida necesarias para su desarrollo. Por el contrario, producen una supervivencia altamente riesgosa. Por tanto, las instancias de Gobierno deben actuar sin demora y con mayor eficacia hasta erradicar el problema. Y, en previsión para futuras obras, es necesario el mayor rigor en los estudios de impacto ambiental con la participación de observadores ecologistas, también rigurosos, sólo comprometidos con el ambiente sano y la protección de la biodiversidad en un marco de desarrollo sustentable.
  2. Es necesario detener la migración desarrollando agresivamente a los pueblos del interior ofertando, a sus habitantes, oportunidades de formación,  laborales y de seguridad que les permita vivir con las justas expectativas de la calidad de vida y del ambiente sano
  3. Entonces, está demostrado que la migración espontánea, anárquica y sin la planificación correspondiente es un riesgo social tan grave como lo sería un desastre natural y muy frecuente en nuestra realidad, por cuya causa también se migra. Antes lo fue el terrorismo, ahora lo son las justas aspiraciones por un horizonte mejor y de calidad en el vivir.
  4. Por todas estas consideraciones adversas para el ambiente y la calidad de vida poblacional y su latente problemática, cuya solución debe tener prioridad, propusimos un proyecto alternativo contra los riesgos naturales y sociales con la adopción comunitaria a cargo de las universidades y como parte de su responsabilidad social (ver: http://numrl.com/18666.  Esta propuesta es apenas una alternativa de otras tantas que deben surgir por la naturaleza crítica del problema.    

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Antecedentes

Haciendo remembranzas no debemos olvidarnos que el Día de la Tierra tiene su origen en la movilización estudiantil universitaria propiciada por el Senador norteamericano Gaylord Nelson. La primera manifestación tuvo lugar el 22 de abril de 1970 en la que participaron dos mil universidades, diez mil escuelas primarias y secundarias y centenares de comunidades. La presión social logró que el gobierno de los Estados Unidos creara la Environmental Protection Agency (Agencia de Protección Ambiental) dando paso a una serie de leyes destinada a la protección del medio ambiente. Por tanto, la universidad siempre estuvo presente en las decisiones que deben tomarse en cuenta cuando se trata de la ecología.

Y si entendemos por ecología a todas las relaciones de todos los organismos con todos sus ambientes (Taylor, 1936), debemos afirmar que existen relaciones o condiciones que, desde fuera o debido a procesos externos, afectan los ambientes, las moradas, el hábitat o el entorno de seres humanos y otros organismos, muchas veces olvidados y a veces minimizados. Tal es el caso de las comunidades que no acceden a las condiciones de inclusión o integración social que, en el caso peruano, se encuentran mayormente  en las zonas alto andinas y en la Amazonía. Tales desajustes son estudiados por la ecología demográfica y la ecología humana, disciplinas que identifican sus condiciones y dan cuenta de la pobreza y la extrema pobreza que las agobia, al que se añade el permanente riesgo por encontrarse ubicados en una geomorfología proclive a los desastres naturales.  

José Rivero (2000, 388) en su libro Educación y exclusión en América Latina, en tiempos de globalización, se refiere a la potencialidad educativa para enfrentar la pobreza y el desempleo. Pero, en sus reflexiones finales concluye que “…sigue siendo enorme la brecha entre la capacidad de diagnosticar, detectar necesidades e imaginar cambios, y la capacidad de llevar a la práctica… soluciones”. Y es que Rivero advierte que existe inequidad y falta de calidad en la educación, a pesar de tantas reformas.

La advertencia antedicha ya había sido anunciada, mucho antes, en los tiempos de la Reforma Educativa de los años 70 por Walter Peñaloza Ramella, el filósofo y gestor de la actual Universidad Nacional de Educación de la Cantuta, padre del currículum universiario, tal como es conocido en la Universidad e Zulia-Venezuela. Con el gran maestro departimos, antes de su sensible fallecimiento, tertulias académicas en la Universidad Nacional San Luis Gonzaga de Ica (UNICA) cuando nos comprometimos con la reestructuración del currículo de esa Casa de Estudios, conjuntamente con Wilfredo Huertas, Rosa Puente y Luisa Aquije. La indiscutible autoridad de Peñaloza sobre asuntos universitarios marcó nuestras inquietudes por generar cambios en la formación profesional universitaria. Leyendo pasajes de su obra La Cantuta, una experiencia en educación, (1989, 334) encontramos su inquietud por la proyección social universitaria y la extensión cultural cuando expresa que el problema “…no es meramente pedagógico y de ilustración. Nuestra trama cultural, empero, es mucho más compleja. Son tiempos históricos distintos que sin embargo están juntos… Y la cuestión no es expandir la cultura moderna y “universal” a como dé lugar sobre todos los demás, apagándolas, ni mantener a estas ghetorizadas y en actitud centrífuga. Dura tarea para tos nuestros hombres, para todas nuestras profesiones y, singularmente para todos nuestros maestros” (p. 334). Se preocupa Peñaloza por el avasallamiento de la educación impuesta a través de modelos que olvidan de que existe una realidad pluricultural y que es necesario atender rescatando los valores que guardan como legados valiosos de la cultura inca. En la Cantuta se inició el currículum integral con las actividades culturales que los futuros profesionales escogían de una gama de manifestaciones ofertadas (teatro, coro, cine, folclore, estudiantina, etc.), todo ello para el desarrollo de la formacción actitudinal o afectiva, a la que se añadían presentacciones permanentes de cine club, y esporádicas como el ballet y la música culta interpretada por la Orquesta Sinfónica Nacional. Y en la UNICA se completó el currículum con la inclusión de los talleres orientados a la formación productiva y/o empresarial, contenido curricular que ponderó el maestro Peñaloza. 

Pero no sólo fue una idea del gran educador plasmada en un texto. Cuando Peñaloza fue Director de Evaluación de Universidades en el Consejo Nacional de la Universidad Peruana (CONUP)  auspició la extensión cultural universitaria instalando una oficina a cargo de un ilustre académico de la Universidad Nacional Agraria de la Molina, el Dr. Miguel Reynel, con amplia trayectoria en asuntos culturales y la formación cinematográfica. Peñaloza y Reynel motivaron nuestra inquietud por dar a conocer a la comunidad nacional los trabajos universitarios en el campo de la investigación  y la proyección social utilizando el cine documental. Posteriormente, nos dio la responsabilidad de conducir la primera reunión de Directores de Proyección Social de las Universidades del país para establecer lineamientos fundamentales de la Extensión Universitaria y la Prestación de Servicios a la comunidad,

Lamentablemente, devinieron los cambios políticos y el CONUP, cabeza del sistema universitario,  pasó a ser la Comisión Nacional Interuniversitaria (CONAI). Y, como siempre ocurre en cada cambio que no tiene base sostenible de planificación, quedaron truncadas las esperanzas de potenciar la función de proyección social y así cumplir con plenitud la responsabilidad social de la universidad.

Expectativas     

¿Cómo cumplir con tal responsabilidad social de la universidad? La respuesta es simple: sistematizando la función de Proyección Social y la investigación. Existen algunos antecedentes inmediatos en la experiencia del SECIGRA y el SERUM, operando restringidamente en la formación profesional de algunas carreras como Derecho y Ciencias de la Salud. ¿Por qué es restringido? Sin duda, aun cuando no deja de ser interesante, se trata de esfuerzos aislados.   

Pero hoy, se estudia la posibilidad de instalar el proyecto de adopción comunitaria preventiva contra los desastres socio-geográficos, de tal suerte que se sistematice la responsabilidad social corporativa de la universidad a través de las funciones operativas de investigación y proyección social.

La expectativa es movilizar a estudiantes de los últimos ciclos de formación de todas las carreras profesionales para conformar equipos multidisciplinarios (intra y/o interuniversitaria) con el fin de llevar el conocimiento y la prestación de servicios básicos de formación y búsqueda de la calidad de vida para el gran porcentaje de comunidades en pobreza y extrema pobreza del país.

¿Por qué el membrete de adopción comunitaria preventiva?

El concepto jurídico de adopción significa el acto mediante el cual se recibe como hijo a quien no lo es por naturaleza cumpliendo para ello los requisitos legales. En este proceso hay un vínculo entre el adoptante y el adoptado. Pero, también se entiende por adopción el acoger costumbres y formas de vida y/o tomar una decisión o un acuerdo tras una discusión o deliberación. Esta última acepción convierte a la adopción en comunitaria, ya que el acuerdo se realiza entre los representantes de la comunidad por adoptarse y los de la organización universitaria adoptante. El acuerdo fundamental es procurar el crecimiento y desarrollo sustentable de la comunidad adoptada.  

¿Por qué es preventiva? Porque dijimos que no puede existir desarrollo sustentable de una realidad o un país si se mantiene las condiciones de pobreza, de niños desprotegidos, de inequidad, brecha social cada vez muy amplia y la falta de calidad educativa. También decimos que es preventiva porque este amplio sector social está ubicado en espacios geográficos altamente inestables y proclives a los desastres naturales, los mismos que lamentablemente se agudizarán en el futuro por razones del cambio climático y el calentamiento global.

Añadimos que el sentido comunitario de la adopción también la convierte en corporativa, ya que no sólo se trata de la responsabilidad social de la universidad como corporación,  también están, en el compromiso  social de las adopciones involucrados necesariamente, otras organizaciones o corporaciones de cualquier giro funcional (comercial o industrial, de producción de bienes o servicios), que tienen la responsabilidad ética o axiológica (moral o valorativa) de apoyar el cumplimiento de los objetivos de adopción comunitaria preventiva. En realidad todos estamos involucrados no sólo con la supervivencia, sino también por el crecimiento y el desarrollo sustentable del país.

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 Antecedentes

A propósito de la campaña de la Unión Europea para proteger especies en extinción, nos  alegramos y estuvimos a punto de lanzar una nota al respecto; pero, al leer el informe especial del diario “El comercio” del domingo último nos hemos quedado sorprendidos y alarmados sobre la situación de los niños en el Perú. El 60% de los niños, niñas y adolescentes vive en condición de pobreza, a pesar de que el Estado cuenta con una serie de políticas, normas a favor de la infancia vinculadas a los derechos a la identidad, igualdad, vida libre de violencia, cuidado y protección y, además, estrategias, como el Programa Crecer. Todo eso es loable, pero también todo parece que no están dando resultados favorables para resolver tan grave problema. Es de temer que nos estemos acostumbrando a mirar indiferentes a los niños que mendigan por las calles, los paraderos o los mercados. Y, como si fuera un elixir a la conciencia nos conformamos con alcanzar una piadosa limosna sin darnos cuenta que estamos auspiciando el crecimiento de la mendicidad. Nos hemos olvidado el sabio dicho: “No des pescado al hambriento; enséñale a pescar. Porque si le das el pescado comerá una vez, pero si le enseñas a pescar comerá toda su vida”. En esta frase se expresa de manera contundente el sentido prospectivo de la educación.   

El problema no sólo afecta a los niños sino también a las personas adultas y a sus organizaciones. No debemos olvidar que los niños abandonados a su suerte son los portadores potenciales de los conflictos del futuro. A mayor frustración, mayor agresión. En realidad, es la sociedad la que ya se encuentra en crisis por los descuidos del pasado, con todos los desajustes que desequilibran la tranquilidad ciudadana: el incremento de la delincuencia juvenil, el crimen organizado, las barras bravas, el crecimiento alarmante de las poblaciones en los Centros Penitenciarios, sin que exista visos de la esperada resocialización. Estas, y muchas otras  más, son las consecuencias por la ausencia o la pobre atención preferente a los niños. 

En realidad, esta nuestra sociedad está  enferma de indiferencia y de egoísmo con los niños. Creemos que no es cuestión de individualismos, no es cuestión de actitudes piadosas, espontáneas y coyunturales, tampoco se trata de ganar indulgencias. El problema es la ausencia de un compromiso sistemático organizacional para enfrentar la marginación de la niñez. No se trata de impactar con programas publicitados políticamente, que por ser coyunturales se pierden en una continuidad efímera y truncada por los cambios políticos o la falta de cumplimiento de los acuerdos nacionales e internacionales. No hay más que revisar el Acuerdo Nacional -que ya cumplió más de una década-, o la Declaración de los Derechos del Niño instaurado hace más de medio siglo. Al respecto, una nota de pesadumbre pinta la situación cuando se afirma lo siguiente: “Sin embargo el Acuerdo Nacional parece declinar en la medida en que los grandes líderes políticos de los partidos que los suscribieron no le prestan atención ni recurren a él ni hacen acto de presencia en sus reuniones claves. Tampoco se empeñan en aplicar y cumplir las políticas de estado lo que nos retrotrae al punto cero de una concertación que vale en la medida de sus resultados tangibles” (Ver: http://numrl.com/15744). 

Lo cierto es que el Programa de Protección de la Infancia y la Niñez, del Acuerdo Nacional, se encuentra sorteando las voluntades episódicas, al garete de las coyunturas de la política. Se olvida fácilmente que el problema es cuestión de prevención del futuro desarrollo humano. Es cuestión de desarrollo sustentable. ¿Cómo se puede pensar en el desarrollo del futuro con el 37% de la población peruana conformada por niños, niñas y adolescentes, de los cuales el 60% de esta población está en condiciones de pobreza? Y, nos ponemos a pensar en los niños y niñas que han quedado como huérfanos en los recientes desastres naturales ocurridos en diferentes partes del país.  

Posibles soluciones

Por tanto, nos hemos alegrado por las acciones del Grupo Impulsor de Inversión en la Infancia. Es ciertamente un avance, pero no lo es todo. Pensamos que debería fomentarse un sistema de adopciones organizacionales y/o institucionales. Creemos que apelando a la solidaridad de las personas en las organizaciones de cualquier tipo en el país y a sus presupuestos pueden adoptarse niños con problemas de futura supervivencia y calidad de vida. Nos acordamos que la Universidad Nacional de Educación de la Cantuta adoptó y les dio cobijo a los niños que sobrevivieron, refugiados en un cementerio de Yungay, un promontorio donde hoy se yergue un Cristo con los brazos abiertos, tras el sismo y la desaparición de la Ciudad por el aluvión de 1970. Lo cierto es que algunos niños del grupo rescatado fueron reclamados por sus familiares y recogidos de los internados de la Universidad sin que nunca más se conociera de su destino ulterior. Pero, otros vivieron, estudiaron y culminaron sus estudios profesionales en esta casa de estudios. Por nuestra parte, seguimos de cerca los pasos de alguno de estos niños, en su fase de adolescentes y de adultos lo que nos ha permitido reconocer cuán traumático es el desamparo familiar, mucho más aún, tras una experiencia también traumatizante. 

Pues bien, no se trata de sacar a los niños, en problemas, de su medio o su hábitat. Sería un desarraigo lamentable. Por el contrario, se trata de instalarlos en albergues u hogares especialmente determinados, tal vez regentados por comunidades religiosas, controlados por los responsables de las propias comunas o las agrupaciones de padres de familia. Se trata de resolver el problema con un programa planificado estableciendo las seguridades para que estos niños tengan el sustento y las oportunidades para seguir formándose hasta culminar con una colocación laboral. Pueden estar en el plan de adopción dos, tres o más niños, dependiendo de la capacidad económica de las organizaciones adoptantes. ¿Qué implicaría este programa de adopciones organizacionales? Sin duda, el financiamiento del programa y el monitoreo correspondiente para que se cumplan los propósitos de formación. ¿De dónde saldrían estos presupuestos? Es materia de estudiarlos detenidamente, pensando en las donaciones; liberando y/o reduciendo impuestos a las organizaciones y/o empresas adoptantes, u otras fuentes del Gobierno. Podría ser también otra fuente importante las incautaciones de los bienes de los narcotraficantes capturados y del crimen organizado. Creemos que no habría disputa alguna de estos bienes por la naturaleza del programa y porque de ese modo se estaría cumpliendo la reparación civil por tanto daño a la sociedad. ¿Quiénes controlarían tales programas? En principio, es cuestión de planificación en la que la coordinación será determinante; pero, pensamos que los controles podrían correr por cuenta de las Universidades o Centros de Educación Superior, más cercanos a la zona donde existe desamparo de la niñez. Tales organizaciones tienen la misión o la función de Proyección Social o de Extensión universitaria con una administración establecida en sus organigramas. En este caso, la intervención de los alumnos que realizan las prácticas pre profesionales, conjuntamente con los que realizan sus trabajos de tesis, sería decisiva, teniendo en cuenta que son los alumnos con mayor preparación, pero siempre trabajando en equipo. Tampoco se descarta, la coordinación con  las entidades gubernamentales (Consejo Nacional de Adopciones del MIMDES), u ONGs, y el Grupo Impulsor de Inversión en la Infancia, y todas aquellas que tienen por misión velar por el futuro de los niños en crisis. 

Por tanto, la idea de las adopciones organizacionales está en el tapete para su discusión y factibilidad. Lo cierto es que no se puede pensar en el desarrollo sustentable, por más que lo pregonemos a todo los vientos, con tal altas cifras de desamparo de la niñez.

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Proyectos y realidades 

  

Una nota difundida por Terra y relacionada con la entrega de 5000 plantones de palta y lúcuma a las comunidades de la zona de Huancayo en el Perú, como parte de un programa del gobierno regional y una fotografía que muestra el trabajo conjunto entre alumnos y comuneros en un área que se aprecia como deforestada, nos hizo recordar aquel otro Proyecto Silvo Agropecuario y Pasturas en el que intervinieron las Universidades Nacionales de Cajamarca y Agraria de la Molina reforestando, por los años 70 y 80, los cerros de Alylambo y Cumbemayo depredados y degradados por mucho tiempo y que, al decir de un viajero español, Martínez de Montagnon, del antropólogo jesuita y estudioso español José de Acosta y del mismo Alexander Von Humboldt, estaban cubiertos de amplia y variada vegetación. Nos imaginamos que cuando llegaron estos afamados viajantes e insignes estudiosos se encontraron con hermosos y fértiles valles, quebradas arborizadas, con relieves de pendiente moderada si se compara con el resto de los Andes peruanos. Pero, Cajamarca, desde entonces, había perdido progresivamente casi el 70% de sus bosques a causa del sobrepastoreo, la quema de árboles para la agricultura y el uso desmedido de la madera, sin devolver a la tierra lo que se quitaba,  hasta que se gestó el Proyecto con  el apoyo internacional del Gobierno Belga y de  la Unión Europea, convirtiéndose en un ejemplo a seguir en materia de forestación y reforestación y comprometiendo a diferentes organizaciones de la zona. Tal es así que la Cooperativa Atahuallpa-Jerusalen ha sembrado diez mil hectáreas de pinos en Porcón, como parte del proyecto que pretende alcanzar la recuperación de 180 000 hectáreas. Hoy, tras casi tres décadas de crecimiento de las coníferas (pinus radiata, eucaliptos globulus, cupresus y especies nativas), ese manto de extraordinaria vegetación está cubriendo los cerros convirtiéndose en el famoso “poncho verde” que su mentor el Ing. Pablo Sánchez Zevallos, de la Universidad Nacional de Cajamarca,  visionaba, y hasta soñaba, por aquel entonces. A nosotros nos impresionó tal entusiasmo que hicimos un documental que se difundió en los cines del país con el título “El Árbol y la vida”, antes de la proyección de las películas de largo metraje. Le gustó tanto al afamado ecólogo y pionero que estuvimos a punto de realizar otro documental dedicado al agua. Le había puesto el título del “Agua y la vida”, hasta que vino la crisis económica y política del 85 al 90 que dejó truncado el proyecto de difusión cinematográfica y ecológica.

Lo interesante de la tesis del  “poncho verde” de Pablo Sánchez (la formación o  recuperación de grandes bosques en los cerros) radica en la captación de las aguas por efecto de las filtraciones que se producen tras la caída de  las lluvias que, amortiguadas por las hojas de los árboles, evita la erosión de los suelos y se forman los manantiales en las partes bajas para ser utilizados por los campesinos. De este modo, el árbol y el bosque controlan la economía de los suelos y de las aguas en las laderas antes eriazas. Pero, sobre todo, permite también controlar la economía del hombre andino cosechando aguas incontaminadas para la agricultura y la actividad pecuaria de tal suerte que pueda, a su vez, reciclar los desechos en forma de bíogas, utilizar los sólidos para fertilizantes en una modalidad sistémica silvo agropecuaria, pastoral y de forestería y, ahora, pensando en la producción orgánica. Nos acordamos de aquellos niños de las llamadas “escuelitas azules” en las zonas rurales educándose y haciendo conciencia de la importancia que tiene el árbol en la vida del hombre desde su nacimiento hasta su muerte. Esos niños que sembraron las plántulas, junto a sus padres campesinos, hoy son los adultos que cosechan los beneficios que otorga el bosque, y muchos de ellos participando en la elaboración y venta de tableros prensados y la venta de la madera para la elaboración de pulpa de papel. ¡Qué proyecto extraordinario! Hoy, Porcón también es un emporio turístico.

Otras experiencias de la universidad y la ecología

El Perú ocupa el 9° lugar con bosques frondosos en el Mundo y el 2° en Sudamérica, con 69 millones de hectáreas ubicados fundamentalmente en la Amazonía. La sierra y la costa, por ahora, no aportan a la sumatoria significativa de esa cifra. Pero el efecto promovido por Pablito Sánchez Zevallos, como cariñosamente lo llaman sus amigos, puede contribuir para que grandes extensiones de la sierra y la costa puedan ser forestados para contrarrestar los efectos del calentamiento global y así generar el tan ansiado “Desarrollo Sustentable”.

Para Kikuo Iwata, profesor de Economía en el Japón, hay tres alternativas para mitigar el deterioro del ambiente en el mundo: i) incentivar a las personas y grupos humanos que contribuyen a la defensa del medio promoviendo acciones de recuperación, ii) las corporaciones industriales deben bajar la producción de dióxido de carbono, y iii) premiar a los países que desarrollan acciones para preservar sus grandes áreas forestales.      

Estamos con esta nota desarrollando la primera alternativa que recomienda Iwata. Los programas gestados por docentes, egresados y personal  universitario deben merecer el estímulo que puede y debe contribuir a la recuperación de los bosques. Hay razones económicas para hacerlo, pero mucho más importante es la significación ecológica, en su sentido más amplio.

Las universidades de la costa peruana vienen demostrando un esfuerzo muchas veces no compensado como debiera. La Universidad Nacional “Pedro Ruiz Gallo” de Lambayeque controla un fundo en Motupe irradiando, con la presencia profesional en las comunidades rurales, el aprendizaje ecológico que se promueven tanto en las actividades agrícolas como pecuarias. Una de ellas es el proyecto apoyado por INCAGRO denominado “Identificación y Conservación de Germoplasma de las Especies de Algarrobo (prosopis spp.) del Perú, coordinado por el Dr. Leopoldo Vásquez Núñez, y otros investigadores que vienen recorriendo, junto a alumnos inquietos, buena parte del territorio nacional para conocer y recuperar las especies del género algarrobo, el súper árbol que abundaba en la costa peruana y que, a pesar de contener componentes altamente nutritivos y medicinales, es utilizado desmedidamente como carbón de leña. Por las cualidades del algarrobo, también  otras universidades están interesadas por su recuperación. Científicos de la Universidad de Piura (UDEP) vienen realizando un ambicioso proyecto de reforestación de bosques secos con el algarrobo, en el norte del país,. La experiencia comenzó con la recuperación de 80 hectáreas de algarrobos y la creación de agroindustrias. Hoy se piensa reforestar 100 000 hectáreas con semillas mejoradas por clonación validados experimentalmente y demostrándose el rendimiento de frutos inmejorables Los primeros 200 ejemplares demuestran precocidad, calidad de madera entre otras características optimizadas. La Universidad de Piura decidió buscar apoyo de la cooperación internacional para iniciar este ambicioso plan de reforestación que incluye la modificación de la metodología de siembra. Como se trata del primer experimento de reproducción de especímenes de algarrobo en el mundo reciben el apoyo de la Comunidad Europea.

Otro ejemplo que merece destacarse es el que promueve un ingeniero forestal egresado de la Universidad Nacional de Ucayali, Nils Pérez, en Mocape, cerca al desierto de Olmos, donde hoy se yerguen enormes árboles de caoba. ¡Es increíble! ¡Un ejemplar de la selva, de madera preciosa y de alto costo, en el desierto de la costa!. Todo empezó en el fundo Los Cedros, de 30 hectáreas, en pleno bosque seco de la costa norte peruana, donde Nils Pérez pensó inicialmente plantar cedro rosado de la India. Pero, finalmente optó por la caoba contando con un kilo de semillas enviados de Pucallpa por sus amigos. Preparó los plantones  y se agenció para contar con el agua de un pozo tubular que servía para regar otras especies. Hoy, los especialistas de la Administración Técnica Forestal y de Fauna Silvestre de Lambayeque (ATFFSL) consideran bien lograda la plantación forestal de caoba. Se estima que  en 15 años, la plantación estará en condiciones de convertirse en madera, cuyo pie tablar está cotizado en US$15. El ingeniero forestal también cree que su proyecto podría ser una alternativa de reforestación en la costa norte, muy afectada por la deforestación de diversas especies del bosque seco, como el algarrobo, faique y el zapote. ¡Cómo no promover este proyecto expectante!

Cómo no promover los esfuerzos de la Universidad Nacional de Educación de La Cantuta cuando se publica un Manual de conceptos básicos en Ecología y Educación ambiental que, en el mejor de los casos, debe llegar a las fértiles manos de los docentes de las escuelas del país para lograr con  los futuros ciudadanos el mejoramiento del ambiente y la contribución al salvataje del planeta. Su vicerrector académico, Dr. Luis Rodríguez de los Ríos, resaltó el trabajo de los autores de esta publicación: Carlos Vargas Cairo, Juana Rodríguez Tarazona y Erika Fernández Reaño, docentes de la Facultad de Ciencias de la UNE, que contribuye a fomentar una cultura para el cuidado del medio ambiente y crear conciencia ecológica.

En fin, la universidad juega un rol importante en la preparación de sus cuadros profesionales con la motivación suficiente para enfrentar retos ecológicos y, de paso, necesariamente económicos para evitar la migración de los campesinos a las ciudades donde la pobreza sigue haciendo mella en la ya depreciada calidad de vida de un importante sector poblacional. Pero, como dice Iwata, es necesario estimular a las personas, los grupos, y también a las instituciones que promueven la recuperación del medio ambiente en peligro a causa del calentamiento global, al que añade la necesidad de resolver el desarrollo sustentable.

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